De videoclubs e imposturas

A veces siento que la red es en gran medida una clínica de cirugía plástica, que no es más que un laberinto de espejos en el que elegimos mirarnos sólo en aquellos que mejor imagen nos devuelven de nosotros mismos, que es sobre todo un juego de egos, un lugar donde la motivación pasa en demasiadas ocasiones por mirarse el ombligo, por la ceguera y el autoengaño, donde decir y hacer pretenden ser una misma cosa, donde se habla de humildad para demostrar lo humildes que somos, donde las imprescindibles (con)versaciones cada vez son más escasas y se transforman en un juego de ecos o en simple impostura.

Estoy seguro de que estas impresiones personales retratan más mi mundo en red y mis caminos en ella que a lo que quiera que sea la red en sí, no puede ser de otra manera. De cualquier forma, estando así las mis cosas, los cómos y porqués me parecen un privilegio. En un mundo atascado en vivir rápidamente, en el que basta con mostrar el resultado, o incluso maquillarlo, o incluso fingirlo, en un mundo tan real como el virtual en el que el relato a veces sólo sirve para crear un acto de fe, pero no describe ni explica; en un contexto donde las palabras más allá del sonido no conservan su significado, detenerse a narrar, documentar y compartir el proceso de un proyecto y su resultado último, las maneras personales de mirar, los trucos, las decisiones, las debilidades o los valores propios, es sin duda alguna un acto de coraje por parte del que lo escribe y un lujo para el que lo lee.

Por otro lado reconocer y reiterar que “Por supuesto, cualquier otra persona podría haberlo hecho de otra manera” es, además de un buen juego narrativo, un reto, un guiño y un reconocimiento de las propias limitaciones y de todos los caminos que quedarían por explorar.

Si además te gusta el cine desde dentro del cine, el corto y el post de Iago te pueden interesar más aún. Yo no soy ningún letrado en estas lides, me gusta mucho ver algunas películas, cortos y documentales, pero no me apasionan -por ignorancia- las zonas de blancos, la temperatura de color o las posibilidades de los etalonados.

Sin duda he disfrutado mucho el corto Josman (#dMudanza) y me ha hecho re-vivir y re-sentir con sorprendente facilidad imágenes, olores, conversaciones y sensaciones que están pegados a mi historia y que hacía mucho tiempo que no recordaba.

Pero “Cómos y porqués” habla de muchas más cosas. “Cómos y porqués” es una de las experiencias más extrañas, por infrecuente, que últimamente he visto entre los blogs de aficionados y profesionales de las redes que sigo. Esta entrada es un singular ejercicio didáctico, un acto de generosidad que poca gente está dispuesta a hacer. Como escribiera Fernando Savater al hablar de el valor de educar, “cobardes o recelosos abstenerse”.

Cosas de la educación

Aunque tengamos algoritmos y complicados modelos matemáticos que nos permiten predecir el tiempo y mirar desde nuestra pantalla las horas de sol, la velocidad del viento o la probabilidad de lluvia, los iconos, los porcentajes o los datos que aparecen en nuestras pantallas no son más que herramientas pero no son el frío, ni la nieve, ni el calor, ni el sudor.

Quien quiera entender lo que es andar calado hasta los huesos, caminar perdido con las nubes al cuello o empapado en sudor tendrá que hacer algo más que mirar su pantalla de retina 5K. Al otro lado de la puerta hay una sola pre-visión exacta y acertada, pero mil sensaciones, mil necesidades y muchas de experiencias diferentes.

De la misma manera, más allá de claros análisis de expertos, más allá de encendidos debates entre los que defienden con la misma seguridad una postura y su contraria, o más allá de argumentos ciertos y previsiones sobre las cosas de la escuela y la educación, existen miles de experiencias distintas, de triunfos y derrotas diversas, insospechadas maneras diferentes de sentir todo lo que expertos, políticos y especialistas escriben y se empeñan en predecir.

Cambiar el foco de atención desde la pantalla al aire libre, desde las palabras de los especilaistas a la vida real de las personas, a las experiencias de los propios estudiantes, padres y docentes se nos antoja imprescindible si queremos de verdad conocer y diseñar una aprendizaje desde y hacia las personas, una educación que de verdad encaje con el entorno y con las vidas de nuestros hijos y con lo que quiera que pueda ser su futuro y no con nuestras teorías tan exactas y ciertas o con nuestro pasado.

Quizás no debiera de ser tan difícil, tal vez se trate en gran parte de dejar de mirarse el ombligo, salir a sentir el frío o el calor, mirar a la gente a la cara y escuchar.

Nosotros le hemos preguntado a estudiantes, padres y maestros sobre internet y las redes sociales, sobre cómo las utilizan y sobre su opinión acerca de los deberes para casa. Ya tenemos algunas respuestas, iremos compartiendo en futuras entradas las nuevas que nos lleguen.

Gonzalo (11 años) 6º de Primaria
1. ¿Que redes sociales usas? ¿Cuanto tiempo le dedicas al día? ¿Para qué o cómo usas las redes sociales e internet en tu trabajo/escuela?
Antes usaba tuenti una vez a la semana durante el fin de semana, pero ahora sólo uso Facebook los viernes por la noche un ratillo y el fin de semana también un rato después de cenar,media hora o así.
Las redes sociales sólo las uso para hablar con mis amigos, compartir fotos y vídeos, pero para el colegio no. Internet sí lo uso para el cole porque nos mandan buscar mucha información y hacer trabajos.

2. ¿Que piensas sobre los deberes y tareas para casa? ¿Las utilizas?
A mi me mandan un montón de deberes para casa y eso que en la clase soy de los que término todos los ejercicios rápido porque si no, tendría los del cole atrasados y los de la casa. Me mandan de todas las asignaturas y como son profesores distintos porque ya estoy en sexto, no tienen en cuenta todos los que nos han mandado los otros y se juntan tantos que tengo que apuntarlo en una agenda porque se me olvidan. Yo creo que deberían mandar un poco menos porque me tengo que pasar la tarde estudiando y he tenido que dejar de ir a actividades extraescolares porque ya no me da tiempo.

3. ¿Qué es para tí la educación/la escuela, qué esperas de ella? ¿Para qué debería de servir ir a la escuela/educación, la eso o el instituto,…? ¿Qué sería para ti una escuela interesante y útil?
A mi sinceramente la escuela no es un sitio donde me guste estar, voy porque no tengo más remedio si quiero ser arqueólogo y como niño mi obligación es estudiar para estar preparado cuando sea mayor. Lo que me gusta del cole es estar con mis amigos, los recreos y las clases de educación física.
La escuela debería servir para aprender a convivir unos con otros, donde ayuden a educar a los niños que en su familia no lo hacen mucho, donde estén con los niños mientras sus padres trabajan. Donde nos ayudan a elegir y saber seguro lo que queremos estudiar para el futuro o si queremos hacer un módulo o hacer la selectividad.
Para mí una escuela interesante y útil sería aquella en la que pudiéramos estudiar más de las cosas que nos gusten porque hay cosas que es un poco tonteria que si no nos vamos a dedicar de mayores a ellas pues que perdamos el tiempo. Por ejemplo a mi la música me gusta oirla pero no tocarla que ya me he dado cuenta que es un latazo tocar la flauta, pues para qué tengo que seguir tocando la canción de los elefantes? Por ejemplo la educación física deberíamos hacerla todos porque encima es bueno para la salud. Los idiomas también porque si no hay trabajo aquí nos tenemos que ir al extranjero y la lengua porque tenemos que saber leer y escribir y tener una cultura.La religión con un par de años que la estudiáramos también sería suficiente jeje.
A mi me gustaría una escuela donde los deberes los hiciéramos todos en la clase y tener las tardes libres. Donde no hubiera exámenes sorpresa para pillarnos y siempre después de los puentes como me hacen a mi sin avisar. Donde hubiera una asignatura de lo que queremos estudiar porque a mi me encantaría que hubiera una se arqueología y me contaran muchas cosas y cada vez que en Castulo descubrieran algo nuevo que nos llevaran de excursión. Una escuela donde no hubiera enchufados ni pelotas con los profesores y donde todos nos lleváramos bien y donde en las clases nos dejen participar y no estar toda la mañana en silencio escuchando a la monja. Y donde aprendiéramos jugando, divirtiendo nos, investigando y haciendo trabajos en equipo


Alberto Fernández. Profesor de Formación Profesional e inspector de educación

1. ¿Que redes sociales usas? ¿Cuanto tiempo le dedicas al día? ¿Para qué o cómo usas las redes sociales e internet en tu trabajo?
Whatsapp, grupos de correo, discos duros virtuales compartidos, Facebook (poco). Diariamente entre 2 y 3 horas. El uso fundamental es la transmisión de información adecuada en el tiempo, trazable, obtención de feed-back, etc…

2. ¿Que piensas sobre los deberes y tareas para casa? ¿Las utilizas?
Soy contrario al tipo de ‘homework’ tradicional. Lo considero un elemento de segregación escolar porque el alumno con más posibilidades también es el que más ayuda extraescolar tiene. La escuela pública, como fuente de equidad, debería desterrar las tareas de casa, porque además ya los niños pasan bastantes horas en el cole.

3. ¿Qué es para tí la educación, qué esperas de ella? ¿Para qué debería de servir ir a la escuela/educación, a la eso o el instituto? ¿Qué sería para ti una escuela interesante y útil?
La educación tiene que servir para hacer sociedad, ciudadanos que estimen los bienes públicos, que sepan que se espera de ellos y ejerzan la crítica. El saco de contenidos de los que hoy día se atiborra a los alumnos es un gasto con un alto porcentaje de inutilidad.

¿Consultoría o neurología?

No es de extrañar que a través de Paz Fontanera Digital -y curadora imprescindible- llegase a un artículo en el blog Cumclaivis enriquecido con algún comentario de Isabel Enpalabras Iglesias. Son todos ellos lugares comunes que acostumbro visitar y en los que suelo disfrutar y aprender. Me gustó el cuadro que elegía Manel Muntada y la equivalencia que hacía a partir de él para hablar del excesivo cientificismo a la hora de analizar e intentar entender algunas realidades. Comencé a escribir un comentario a su entrada, sin embargo, habiéndose alargado demasiado mis notas, creo más oportuno compartirlas desde este blog. Conclusión: aprender a sintetizar es una de mis asignaturas pendientes.

Es cierto, como Isabel decía en su comentario, que la demasiada luz ciega y provoca nuevas sombras, es cierto que las maneras de aproximarse a la realidad basadas en una supuesta “objetividad”, en relaciones causa-efecto, en la lógica y la razón más aséptica y pura pueden ser en muchas ocasiones un lastre más que una ventaja. No creo sin embargo que “la culpa” de esto lo tenga ese pensamiento mecanicista o el método científico, ni que estas maneras de estudiar la realidad no sean adecuadas o sean contraproducentes en sí. El problema no estaría en esta filosofía ni en su metodología sino, en el (mal) uso que se hace de ellas.

Los beneficios y los avances que han supuesto para la humanidad la aplicación de esos principios en disciplinas como la física, la química o la medicina han sido y siguen siendo tremendos para terminar con enfermedades, exterminar miles de personas con una sola bomba, revolucionar el transporte y las comunicaciones o permitir la aparición de internet y todo lo que ello implica en nuestras vidas. El método científico, que intenta establecer relaciones causa efecto entre variables dependientes-independientes, intentando a la vez mantener controladas todas las posibles variables extrañas, supuso un paso de gigante para el avance de la humanidad y así seguirá siendo.

Los problemas con el exceso de luz y la ceguera que puediera provocar comienzan tal vez cuando se pretenden aplicar estos principios a realidades y campos de estudio que no son susceptibles de poder ser analizados desde esta óptica lineal y mecanicista. Entre éstos se encuentran los casos que de manera tan acertada apunta Manel en su post (comunicación, liderazgo, conocimiento,…) También aparecen incongruencias, problemas y hasta disparates cuando se dan saltos conceptuales y se pasa a utilizar los descubrimientos y avances realizados desde estudios de laboratorio en ambientes totalmente controlados para ofrecer explicaciones unidireccionales, simples y mecánicistas de hechos que están a un nivel de realidad distinto, mucho más mundano, y que requeriría por tanto un análisis más contextual e interactivo y menos mecánico y aséptico.

Creo que con más frecuencia de la deseada ocurre esto en algunas prácticas que se hacen desde la formación, el coaching o la consultoría, debido a la cercanía y puentes que algunos tienden entre éstas y otras disciplinas como la PNL y demás “neurocosas” (neuromárketing, neuroeconomía, neuroliderazgo, neuroeducación, neurocoaching ¿?,…).

Volvemos a la idea que de alguna manera ya señalaba Manel en su post y con la que estoy de acuerdo, creo que los consultores, formadores, entrenadores,… deberíamos de tener una forma de mirar centrada en la persona en su contexto, lo que supondría independizarse de ese afán en exceso cientificista. Esto implicaría tomar conciencia de la seriedad y complejidad de nuestro campo de trabajo como marco relacional complejo, lo que tal vez evitaría la venta de humo y de soluciones fáciles y rápidas apoyadas en no se sabe qué suerte de estudios científicos.

No se trata aquí de quitar importancia a los avances en disciplinas como la neurología ni a las personas que trabajan desde sus laboratorios, y menos aún a la utilidad del método científico, lo que se pretende decir es que sería mejor situar cada disciplina al nivel de realidad que le corresponde y por tanto con un objetivo y objetividad propia, un lenguaje diferente y con una manera de actuar, de mirar y de relatar distinta.

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¿Adicción tecnológica?

Pensando en voz alta a partir de estas declaraciones (2min. 14 seg.) en la cadena ser con motivo del Día Internacional de la Salud Mental.

Distintos perros con el mismo collar
Aún reconociendo que la ansiedad, la depresión o la adicción tecnológica son experiencias dolorosas, con las que la vida se hace más difícil (o muy difícil) de vivir y pueden requerir apoyo profesional, no deja de ser discutible esta insistencia en situar la depresión o la ansiedad o el consumo desadaptativo de cualquier química, objeto o tecnología (en definitiva, experiencias todas) y en general las llamadas ‘enfermedades mentales’ como patologías, al mismo nivel que la diabetes, el párkinson o la malaria. A diferencia de la universalidad de éstas, el uso de la tecnología será definida como patológico o no dependiendo de múltiples factores temporales, biográficos y contextuales. De esta manera la misma experiencia de uso de un smartphone podría ser catalogada hoy como trastorno de adicción tecnológico para un adolescente de Ainsa o de Cádiz, pero tal vez no sería considerada como ‘enfermedad’ para el mismo adolescente si viviera en la misma ciudad en el año 2018, o en el 2014 de una ciudad como Tokio.

Este manera de entender los problemas de la vida y el comportamiento humano podría no sólo no tener la solidez empírica y conceptual que tiene la misma aproximación a las entidades patológicas naturales, sino que además presenta otras desventajas como pudiera ser el hecho de desviar la atención de otras condiciones, además de las biológicas, no menos importantes y de las que también depende el inicio y mantenimiento de estos ‘trastornos mentales’.

Flor nueva de romances viejos
Sorprendernos o incluso alarmarnos ante cambios tan bruscos y radicales de las formas cotidianas de estar y de ser en el mundo es una reacción frecuente y lógica. Después de toda una historia de generaciones comunicándonos y compartiendo cara a acara, aprendiendo en aulas dirigidas por expertos docentes o amándonos piel con piel, puede ser de sentido común, e incluso una reacción adaptativa, extrañarse y adelantar conclusiones sobre los peligros del vivir en digital.

No es difícil por tanto encontrar sólidos y variados argumentos desde la psicología, la filosofía, la antropología o desde la psiquiatría que nos alertan de lo extraño que es y los riesgos que para los individuos y la sociedad supone estar conectado a lo virtual la mayor parte del día y trabajar, reir, sufrir, aprender o amar a golpe de kilobites.

Situaciones similares se dieron siglos atrás cuando otras tecnologías facilitaron usos innovadores y cambios radicales en las maneras de vivir (pienso ahora en la imprenta, la televisión, o la locomotora). Pero el Darwinismo y la realidad son tozudos y al cabo de un tiempo obligaron a cambiar los marcos de referencia, las teorías y las viejas formas de entender(nos) en el mundo.


El presente invisible

No se trata de negar los riesgos de los usos patológicos o desadaptativos de las tecnologías (como la adicción a las redes sociales), por supuesto que son condiciones que causan sufrimiento y pueden requerir una atención especial y profesional. Sin embargo creo que debieramos ser más meticulosos en nuestra forma de hablar de ello para evitar así caer en el sobrediagnóstico y no patologizar en exceso la vida cotidiana de muchas personas. Para ello son importantes los mensajes que nos llegan desde expertos (psiquiatras, psicólogos,…) y el trabajo responsable de los medios de comunicación que le dan voz.

Creo que sería interesante escuchar con más frecuencia análisis de estas nuevas realidades no sólo desde el pasado y desde nuestra experiencia como producto de nuestra historia y nuestros valores, sino también mirando al futuro (o tal vez presente invisible para muchos de nosotros), para así poder relatar estos nuevos “problemas” desde realidades y valores que, aunque no se estudien aún en las facultades o sean ajenos a la vida de los expertos, no dejan de estar ya aquí.

Lo de ‘relaciones más autistas’ y ‘minusválidos sociales’, merecen un post aparte.

Ideas Poderosas, historias desde la Resistencia.

Granada queda ya lejos, pero no deja de sorprenderme aquél afán por dejar que fuera la vida la que fuese haciendo el camino y no al revés. No dejo de pensar si aquello era razón o estrategia o tal vez pura excusa para hacer todo y no decidir nada, o simplemente una manera de estar donde tocaba estar.

Así comenzamos a inventarnos como psicólogos clínicos, a construir(nos) como psicoterapeutas, a golpe de conversaciones entre el Ruido Rosa y el Amador, así comenzamos a imaginar sin saberlo la clínica que un tiempo después sería el lugar que parimos y donde pudimos aprender y (com)prender lo que varios años de universidad y muchos profesorxs nunca nos dijeron.

Y esa fue nuestra casa, la psicoterapia, durante más de 12 años, allí aprendimos que la felicidad no es un buen objetivo si se quiere ser féliz y descubrimos algunas de las vidas más valiosas, heroicas y sorprendentes que hemos conocido, historias dolorosamente felices y tristes, victorias increíbles y derrotas tan memorables como imprescindibles,… Hoy aún seguimos unidos por un cordón umbilical a la práctica de la psicología clínica en nuestros gabinetes, pero las continuas llamadas desde centros de profesorado, ayuntamientos, ONG, empresas privadas, sindicatos o fundaciones para colaborar con ellos como docentes -especialmente de las áreas de la salud, la docencia, comunicación y organización de equipos de trabajo- volvieron a marcar el camino y poco a poco nos fuimos (auto)exiliando de la clínica y dedicando cada vez más nuestro tiempo a la formación y el desarrollo personal de profesionales. Eran tiempos en los que a un taller lo sucedía otro, en el que los cursos se encadenaban mañana y tarde, mientras la burbuja de la formación continuaba su ritmo.

Los años corrían y a pesar del buen hacer de la mayoría de alumnxs y docentes, toda aquella maquinaria envenenada de la formación subvencionada terminó atrapada por su propia estrategia, por su maquinaria pesada, por estar más diseñada para las justificaciones económicas que para las personas y por su alma muchas veces seca de valores.

Y de esta manera todo se detuvo de repente, era la historia de una muerte anunciada. Con la Formación Profesional para el Empleo -tal y como se había entendido hasta el momento- en la UCI, sólo profesionales muy (re)conocidos o consultoras y compañías de recursos humanos de cierta relevancia tendrían cartas que jugar en la nueva partida.

¿Ahora qué?, nos preguntamos. Volver a la clínica full time y dejar a un lado la formación suponía abandonar una de nuestras pasiones profesionales y personales, y no queríamos renunciar al oficio de aprender y enseñar en unos momentos tan apasionantes como éstos por todos los retos que los avances tecnológicos, culturales y metodológicos implican.

Así que decidimos que era el momento de resistir. De resistir no como una postura política ni como un ejercicio pasivo de apretar los dientes y aguantar la tormenta. Era el momento de resistir como una estrategia organizada, una estrategia con un diseño humano más que contable, centrado en las personas y en su manera de conversar, de experimentar, de emocionarse, de aprender,… Resistir como una forma de rebeldía a todo lo que habíamos visto estos 17 años como docentes y que no nos había gustado, resistir como una manera de poner nuestros valores por delante, resistir a la maquinaria de las subvenciones entendidas como forma de vida, resistir como una manera de asumir riesgos y a la vez de hacer lo que sabemos hacer bien, resistir como una manera de cambiar el mundo, de disfrutar con nuestro trabajo, y de no dejar de experimentar y de aprender.

Por todo ello en Ideas Poderosas tenemos el alma de partisanos y decimos que nos gusta crear historias desde la Resistencia.

Como ocurría con la Resistencia, desde Ideas Poderosas también hacemos “guerra de guerrilas”, nuestra organización es ágil, flexible, aparecemos y desaparecemos sin grandes despliegues, no tenemos que movilizar grandes y pesados recursos, ni humanos ni materiales. Nos basta una videocámara, un smartphone y una conexión a datos para revolucionar el corazón, las cabezas y las manos de las personas con las que trabajamos.

Al igual que pasaba con la Resistencia nuestro modo de mirar la realidad es un poco inconformista a la vez que positiva, porque confiamos en que las cosas se pueden ver, hacer y contar de otras maneras.

Como ocurría con la Resistencia, en Ideas Poderosas contamos con ciertas dosis de clandestinidad y la complicidad del pueblo, el apoyo de la gente y de sus espacios para movernos, para actuar, para hacer que pasen cosas, para sobrevivir y para cambiar con ellos la realidad que no nos gusta.

Tal y como pasaba con la Resistencia, para Ideas Poderosas es imprescindible la colaboración de y con otras organizaciones y personas que conocemos y otras que vamos descubriendo, con las que compartimos valores y con las que disfrutamos y no dejamos de aprender.

Como ocurría con la Resistencia, en Ideas Poderosas los valores y la ideología son importantes. No todo vale. Para nosotros el compromiso con los territorios, con lo social, con la diversidad, con las personas, con las organizaciones grandes y pequeñas está en el centro de nuestra manera de trabajar, de entender y relatar el mundo.

De todo esto se alimenta nuestra alma de partisanos: de crear historias desde la resistencia y seguir disfrutando sin remedio.

 


Nota: ‘Los resistentes fueron hombres y mujeres de todas las edades, aunque a menudo jóvenes, incluso muy jóvenes. Los estudios apuntan que, a pesar de que la Resistencia contó con auténticos personajes románticos y bohemios, la gran mayoría de ellos estaban casados, tenían un oficio y una vida de familia. Entre éstos cabían universitarios, maestros, periodistas, ingenieros, eclesiásticos, militares, adolescentes de las clases medias y superiores, tanto como obreros, tenderos o artesanos. Sólo una minoría vivía a tiempo completo en una total clandestinidad.
Todas las capas sociales, todas las sensibilidades políticas, filosóficas y religiosas están representadas en el seno de la Resistencia’ [recuperado de la wikipedia]

Nosotras votamos

Hace justo una semana se podía leer en la página de facebook de la Tertulia Feminista Les Comadres: ‘¡Hoy estamos de celebración! ¡Rajoy ha anunciado que retira la contrarreforma del aborto! Un gran éxito de y para todas las mujeres y la sociedad civil. Que las jóvenes sepan que seguiremos luchando para que no vean mermados sus derechos’.

Como las alegrías tampoco vienen solas pronto supimos que Gallardón había dimitido. Y nos alegramos muchísimo.

Junto a estas asturianas, las feministas españolas celebramos la noticia. A ellas nuestra gratitud porque esta asociación y las Mujeres por la Igualdad de Barredos salieron en tren hacía Madrid para protagonizar la más grande manifestación feminista de la historia de nuestro país. Su indignación contra la reforma que Gallardón se proponía hizo que fueran las promotoras del tren de la libertad, al que nos sumamos mujeres y, también, muchos hombres de toda España. Había que impedir que los derechos de las mujeres retrocedieran. Después vino la película “El Tren de la Libertad” cuya idea partió de la crítica de cine y paisana nuestra Pilar Aguilar Carrasco. No han podido con nosotras. Juntas lo hemos conseguido. Y la inmensa mayoría de las asociaciones de la sociedad civil han estado con nosotras. Ha habido muchas acciones feministas pero con el tren de la libertad aprendimos que #JuntasSomosPoderosas.

Y este domingo en muchas ciudades españolas hemos celebrado la retirada de la reforma que tanto sufrimiento traería. En Jaén convocó Marea Violeta.

El objetivo de todo Gobierno ha de ser procurar la felicidad de la ciudadanía. Por eso, las leyes se crean o se modifican para solucionar problemas, no para crearlos. La mayor parte de la sociedad estaba a favor de conservar la ley actual, y en democracia esto debe ser razón suficiente para no modificarla pero a este gobierno parece que la mayoría solo le interesa el día de las elecciones.

Por eso las encuestas les han hecho razonar y es que les dicen que el cuarenta por ciento de sus votantes no quería reforma. Tampoco les conviene olvidar que votamos más mujeres que obispos.

Piropos

Me gustaría hablar del piropo. Lo primero que suelo hacer en estos casos es ver qué significa esta palabra para la Real Academia de la Lengua y el María Moliner. Dicen ambos que ‘es una alabanza dirigida a una persona, dicha a ella misma’. Podemos convenir que a cualquier persona, sea mujer un hombre, le agrada que le digan cosas buenas sobre ella misma. No conozco a nadie que no le guste tener belleza, inteligencia,…A la mayoría le gusta, además, que los demás se den cuenta de ello y se lo reconozcan. Si se hace con gracia o con cariño, aún más. ¿Qué hace entonces que no haya unanimidad sobre si está bien o no decir piropos? ¿Por qué genera debate?¿Por qué a algunas personas no les gustan?

Aquí no vamos a hablar de las alabanzas o cumplidos sino de algo más concreto, de lo que la mayoría entendemos por piropos; esos que dicen por la calle algunos hombres y que van dirigidos a las mujeres para alabar, con mayor o menor acierto, sus atractivos físicos.
No escuchamos: ‘¡Lista!’, ‘¡Inteligente!’, ‘¡Tienes un cerebro de escándalo!’ No, ¿verdad?. Hablamos del ‘¡Guapa!’, el ‘¡Tía buena!’ y sus versiones ‘mayores’. Si la calle es de todos no parece justo que no estemos en ella con la misma tranquilidad. Di con algo que también me molesta: el piropo del que hablamos no va dirigido de una persona a otra, no, sino de un hombre hacia una mujer.
Si pudiera ir en las dos direcciones estaría mucho mejor. O sería menos malo, que es lo mismo. Pero una sola dirección es indicativo de que algo está mal. Nos dice, entre otras cosas, que cualquier hombre, cualquiera, puede opinar sobre la belleza de cualquier mujer. Sobre mí. Sobre ti. Y se queda tan pancho. Esto me lleva a evocar como alguno, poco agraciado, expone, tranquilamente, ante un grupo de personas lo fea que es tal o cual política o mujer relevante (un modo de atacar su poder) sin que le pase, ni un momento por su cabeza que él no es un Adonis. Porque a quien se le pone nota es a nosotras, a las mujeres. Y el que piropea no tiene que examinarse.
Una amiga me confiesa que cada día le gustan más los piropos. Otra, se queja de que a partir de cierta edad las mujeres nos hacemos invisibles. ¿Para quién, le pregunté?

Estamos hablando de los piropos. No como halagos, que sabemos que gustan a cualquiera. Tampoco cuando se producen dentro de nuestro círculo de amistades. Nos referimos al que lanza en la calle un desconocido a una mujer. Sí, él debe ser un hombre y va solo aunque también puede ir acompañado. Ella va sola o acompañada por otras (a los ojos de él eso es como ir sola también). Eso sí, si la mujer va con un hombre el piropo es impensable. ¿Cómo va a hacer algo así a otro de su especie? Ellos, los que piropean, estas cosas las respetan.
El debate, en mi opinión, no debe centrarse en que es diferente si los piropos son bonitos o no. No se trata de averiguar si hay mujeres, que claro que las hay, encantadas de recibirlos. Lo que debería importar es que hay muchísimas mujeres a las que eso les molesta, o no les gusta en cualquier momento o por cualquier hombre. Es decir, debería ser fundamental caer en la cuenta de que una mujer también es un ser humano. Y es que hay hombres, que por serlo, creen tener derecho a opinar sobre la belleza, o la ausencia de ésta, en cualquier mujer. Cuando opinan sobre el cuerpo de una mujer les es indiferente qué piensa ella al respecto. Cómo se siente. El piropo es un arma y ellos lo intuyen.
Hay un sujeto activo, él, y un sujeto pasivo, ella. Según el susodicho él es el sujeto y ella, nosotras, un objeto. Esa niña que se siente contenta y bonita porque acaba de recibir su primer piropo de mujer aún no sabe que es un caramelo envenenado y que le costará un alto precio.
Al menos nueve mujeres, ¡nueve!, han sido asesinadas en España durante este mes de agosto de 2014 por culpa del machismo. Puede que la culpa no la tengan los piropos. La ideología que lo sustenta desde luego que sí.

Publicado en el Diario Jaén en agosto de 2014

Ideas Poderosas – Doctorados en silencio

No nos fuimos, nunca nos hemos ido. Hemos estado aquí, aunque callados, observando en silencio. No ha sido parte de una estrategia, ni una tregua planificada. Podríamos hablar de la importancia de reconocer con humildad el propio silencio cuando sientes que no tienes nada nuevo que decir. Podríamos hablar quizás del exceso de coaching, de la sobreexplotación de frases bonitas, del buenismo, de la psicología positiva o de esta epidemia impuesta de emprendimiento de sofá y mesa camilla que tanto empiezan a sonar a tiranía. Podríamos hablar, al fin y al cabo, de todos estos temas que llena las redes y sus círculos profesionales de la formación y el desarrollo personal-profesional.

Pero todo esto no serían más que razones, excusas disfrazadas de causas que explicaran nuestros casi tres meses sin publicar en nuestras redes o los más de 120 días desde que hicimos la última entrada para nuestro blog. Simplemente no hemos estado o hemos estado en otros sitios, o la cabeza o las manos o el corazón no han dado abasto.

A pesar de habernos doctorado en silencio, durante este tiempo Ideas Poderosas sigue siendo nuestra casa. La casa a la que siempre se vuelve, en la que guardas tus viejos apuntes, los dolores de cabeza, los experimentos, los proyectos arrugados en servilletas y manchas de café, los buenos amigos, los planes más maravillosos y menos rentables del mundo.

Ideas Poderosas es nuestra inevitable vocación, el lugar que nos apasiona y donde nos gusta estar. Un lugar lleno de triunfos fugaces y derrotas memorables, de partisanos que siguen resistiendo, de personas que han querido compartir con nosotros su tiempo, sus miedos y su voz. Personas que estuvieron con nosotros y que nunca olvidamos.

Desde el torpe silencio de estos meses hemos seguido trabajando sin piedad, deshilando para volver a hilar, atando cabos, conociendo apasionantes propuestas, maestros nuevos que nos han abierto sus casas y con las que vamos a empezar nuevos proyectos. De todo esto os iremos contando.

Mientras tanto la cabeza, las manos y el corazón nos siguen sin dar abasto, pero aquí estamos.

Nota: Fotografía de la Caedral de Jaén, de la exposición ‘In ictu oculi‘. De Jose Manuel Ballester.

Y Diós se hizo hombre

En 1978 se abrió en Málaga el primer Centro de la Mujer en España. Era el primer paso para acabar con la violencia de género: sacar el problema a la luz, ponerle nombre. Un terrorismo, que siempre había existido, empezaba, tímidamente, a figurar en la agenda política española. En 1995 se comienzan a contabilizar los asesinatos machistas.

“Antes, hace tres décadas, a lo mejor un hombre se emborrachaba y llegaba a su casa y le pegaba a la mujer, pero no la mataba como hoy ¿Por qué? Porque antes había un sentido moral, unos principios cristianos y unos valores que hoy no lo hay’. Así predicaba el párroco de Canena la semana pasada en una misa de Primera Comunión que estaba siendo grabada.

Las muestras de condena han llegado desde todas las fuerzas políticas. Su torpe homilía ha servido también, para que se hable de este grave problema y, nos sorprendamos agradablemente, de que la mayor parte de la sociedad rechaza cualquier grado de violencia de género.

Padre, lo que sí ha ocurrido en los treinta años que van de 1980 a 2010, es que España ha sido el país de la OCDE que más ha reducido su brecha de desigualdad. Las españolas, en ese tiempo, nos hemos incorporado masivamente al mundo universitario y laboral, y muchas cuestionamos todo lo que no nos parece justo.

No nos gusta, por ejemplo, que el Arzobispado de Granada publique el libro “Cásate y sé sumisa” sobre el que la fiscalía reconoce que su contenido es “poco acorde con el papel de la mujer en la sociedad actual”. O que Rouco Varela sea quien decida sobre nuestros derechos sexuales y reproductivos. Ni que ser mujer se reduzca a ser Virgen María y madre o Eva pecadora e incitadora.
“Y Dios se hizo hombre” nos enseñaron, y por eso precisamente hay hombres que se creen Dios. En la Iglesia Católica aprendemos que el Papa, los obispos, los arzobispos y los curas son quienes deciden lo que está bien. Para hacerlo ya están las monjas y las feligresas.

Las religiones, en fin, con su ejemplo, legitiman para sus creyentes, el patriarcado de la sociedad.

Regalar cine, una bofetada a la apatía

Hace ya más de un año que llegué al proxecto máscaras gracias a Paz Domínguez, imprescindible curadora y fontanera digital, desde entonces he podido (ad)mirarlo de cerca y ver como no ha dejado de investigar(se) y de transformar(se) a sí mismo, de sumar, levantar calladas tormentas y de crecer de conversación en conversación.

Máscaras es una idea poderosa, una experiencia inspiradora, una herramienta intelectual y didáctica, una excusa para la conversación, una forma especial de contar algo.
Máscaras es una impostura, un fingimiento, una mentira imprescindible para conocer las verdades que encierra la vida cuando nos dejamos ver y nos dejan ser quienes realmente somos. Porque como dice @pnique, lo que no se ve no existe.
El proyecto máscaras es una bofetada a la apatía y un homenaje a la estrategia que no se ve, al punto de partida, al trabajo artesano de consultoría, a la conversación como el mejor latido posible para innovar y seguir vivos.

Sea lo que fuere, ante todo Máscaras es cine en mayúsculas. Sin duda. Dirigida por Iago González y producida por Isabel Iglesias. Durante muchos meses ha circulado en algunas candidaturas a premios, pases y círculos privados. Ahora ya se puede ver en Vímeo y en Filmin por 2,95 €

Pero como hay puntos que guardan mil caminos, Iago, Isabel y Julen Iturbe, idearon iniciar un meme para expandir Máscaras y la galaxia en la que gira. Ahora la película también se puede regalar. Y para contarlo bien nada mejor que recoger la explicación que aparecía en el post de Julen con el que se inició este meme.“Como quiera que la difusión de la película es muy complicada lo que os proponemos es que si os llega vía meme o si, sin más, os gusta porque la habéis visto, podáis hacer un regalo para que otras tres personas la vean. Os costará 5,81 euros. Para eso:

  • Compras el pack de regalo en la plataforma de Vimeo
  • Envías por correo electrónico el resguardo que te dará Vimeo a asociacion@proxectomascaras.com
  • Recibirás inmediatamente los tres códigos de acceso para que los envíes a las personas que has elegido. Las entradas se activan cuando se introduce por primera vez el código de acceso y hay un plazo de tres días (72 horas) para repetir visionados.

El dinero de tus alquileres o del regalo que vayas a hacer va a parar a la Asociación Proxecto Máscaras. Y como explican en su sitio web respecto al dinero que se va recaudando:
No, no es una donación sino que estás comprando entradas para ver una película. En realidad quien hace la donación es la productora, con la que se ha firmado un convenio mediante el cual autoriza esta campaña y dona la recaudación a la Asociación Proxecto Máscaras. Estos ingresos irán directamente a la cuenta bancaria de la Asociación y los resultados se irán publicando en esta Web.
(…)
Si te llega este meme y ves la película nos gustaría que aquí dijeses que la has visto. Si, además, te ha gustado lo suficiente como para propagar su difusión invitando vía meme en tu blog a otras personas, te pediríamos que uses #proxectomascaras para etiquetar tu post y que lo podamos rastrear de forma automática.“

La afinidad entre el proxecto máscaras e ideas poderosas no es nueva, y claro que tenemos ya nuestras entradas dispuestas, esperando asiento y un buen cartucho de palomitas. Para empezar les hacemos nuestro regalo a Aitor Lazpita, a Jesús Muyor y a Emilio Molero . Creemos que estas entradas están en muy buenas manos para ser disfrutadas y contempladas desde revoluciones distintas.
Para seguir desvelando conversaciones. De eso se trata.

Nota: Aquí puedes ver el corto «Calcetines»