España se equivoca

Las españolas sabemos que somos unas privilegiadas si nos compararnos con otras ciudadanas del mundo. El informe La Brecha de Género Mundial, publicado el viernes por el Foro Económico Mundial nos dice que, en cierto modo, estamos equivocadas.

Este documento, que intenta subrayar las diferencias entre las mujeres y los hombres en todos los ámbitos de la vida, recoge datos de 136 países, casi el 95% de la población mundial, y los califica en función de su capacidad para cerrar la brecha de género en cuatro áreas clave: salud, educación, participación política e igualdad económica.

No se trataría de ver qué país es el primero, pongamos por caso, en Educación. En este ranking, ocupará el primer puesto aquel en que tus oportunidades como persona sean similares sin importar si eres alumna o alumno. Los países en los que se disfruta de una mayor igualdad son los países nórdicos. Islandia ocupa la primera posición en este informe, seguida de Finlandia, Noruega y Suecia. Estos países han logrado cerrar en un 80% la brecha de género. Repiten en los primeros puestos. Y todavía no hay ningún país en que se llegue al 100%.
En los últimos tres años en España la brecha de género ha cambiado su tendencia, hemos descendido diecinueve puestos. La crisis económica ha traído más desigualdad. Es tristísimo: aunque ocupamos los mejores puestos tanto en número de universitarias como en sus éxitos académicos hay barreras que impiden trasladar estos triunfos al mundo laboral. Vergonzosamente, España ocupa el puesto 116 de 136 en la brecha salarial entre hombres y mujeres con el mismo puesto de trabajo. Sólo 20 países en el mundo son más injustos a la hora de pagar a sus ciudadanas.

¿Cómo evitarlo? Quizá debamos mirar a esos países que, año tras año, ocupan los primeros lugares. Son países que tratan bien a las mujeres, que facilitan a trabajadoras y trabajadores hacer compatibles trabajo y vida personal, lo que se ha traducido en altas tasas de participación laboral femenina, escasas diferencias salariales entre sexos, mayor reparto en el cuidado de las personas a su cargo y una distribución más equitativa del trabajo doméstico.

¿Machista o feminista?

“Ni una cosa ni la otra” me dirás. Siento contradecirte pero esto no puede ser. Y es que si buscamos los dos términos en el Diccionario de la Real Academia leemos que machismo es la actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres. El feminismo, por su parte, exige para las mujeres iguales derechos que para los hombres.
Como vemos el primero implica privilegios y el segundo no. La sociedad en que vivimos es machista, ello hace que todas las personas, en mayor o menor medida, lo seamos. Ser feminista consiste en darse cuenta de esa injusticia y tratar, cada cual con sus posibilidades, de eliminarla. En la medida en que dejamos de ser machistas somos feministas. Hay que tomar partido y estás en un lado o en el otro.
El feminismo es bueno porque es justo. Otra cosa es que te interese. Cuestiona el orden establecido pero quien tiene privilegios quiere conservarlos. A los hombres les cuesta cederlos y a nosotras también. El hombre tendrá que prescindir de situaciones ventajosas en mayor medida que la mujer, pero ambos cederán.
El machismo se asienta en la violencia contra la mujer, permite mutilar genitales de niñas invocando una tradición cultural. Le gusta que la mujer siga en el ámbito doméstico. Justifica que las mujeres ganen menos por el mismo trabajo. Que el poder esté en manos masculinas. Sólo aporta sufrimiento. Y ve natural que todo esto sea así.
Gracias al feminismo las mujeres conseguimos votar, estudiar, trabajar, decidir. El feminismo puso en la agenda política mundial el problema de la violencia de género. Y acabará con ella. Nos hace rebeldes. Podemos contemplar la maternidad como opción no como obligación. Igual que el matrimonio. No hay ruta predeterminada. Nos libera de un destino de subordinación y discriminación. En definitiva, el feminismo nos ofrece a las mujeres la posibilidad de ser personas.
A los hombres también. Les dice, por ejemplo, que no recae sobre ellos la responsabilidad de sustentar una familia. Porque ser hombre o ser mujer según los cánones establecidos es muy cansado.
Gracias al feminismo, podemos ser cómo queramos. El feminismo es una manera de estar en el mundo. ¡Vamos!

Pensiones de mujer, desigualdad salarial

Si usted dice que va a hacer reformas en su casa sabemos que quiere mejorarla. Si el Gobierno habla de reformar las pensiones tenemos claro que no. Se llama “hacer el sistema sostenible”. Si para ello se reúne un grupo de expertos ya no tendremos duda de que la cosa acabará fatal para nuestros intereses. El viernes próximo será la cuarta reunión.

Mercedes Ayuso, única integrante del grupo, impide que podamos hablar de “Doce hombres sin piedad”. Pretenden estas personas que suban las pensiones cuando crezca el producto interior bruto (o sea, ahora no) y que bajen en la crisis (es decir, ahora sí). También se habla de vincular la pensión a la esperanza de vida, lo que me ha recordado las palabras del ministro japonés de Finanzas, sobre que las personas mayores deben “darse prisa y morir” para no ser gravosas para el Estado. No sé si al caer en la cuenta de que las mujeres viven de media más años que los hombres, a Taro Aso, que así se llama el sujeto, se le ocurrirá alguna medida más contundente.

Pensé en mi pensión. Esto, claro está, en el caso para mí deseable de que lo pueda contar, y que, llegada mi edad de jubilación, en España quede aún algún derecho laboral.

Sabía que las mujeres ganamos menos que los hombres, existe desigualdad salarial, como también que todos los datos de empleo son peores. Pues luego, es aún peor: Según las estadísticas del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social a 1 de abril la pensión media por jubilación de un hombre es 1.140 euros, la de una mujer 688 y si es viuda 628. Diez euros, seis, y cinco y medio. Esa es la proporción y eso es violencia económica.

Qué busquen en otra parte porque aquí no sé qué quieren rebajar. Comparando: Por cada 8 jubilados sólo uno cobra más de 2.000 euros. Si eres viuda esto ocurre una de cada 3000 veces. Has leído bien: 8 y 3.000. Algún dato más de las pensionistas: Hay algo más de 2 millones de viudas. De ellas, un millón y medio cobra menos de 645 euros. La mitad tienen más de 80 años y muchísimas viven solas con los gastos extra que ello supone. Ahora se pagan parte de sus medicinas. Sí, comparo dos colectivos diferentes, jubilados y viudas, pero no está en mi ánimo engañar sino hacer visible. Unos cotizaron; otras, en su mayoría, no. El sistema te empuja a ser familia pero la realidad te recuerda que eres individuo. Estos hombres y estas mujeres vivieron a la vez en la misma España y con el modelo de familia tradicional en que el trabajo de uno se remuneraba y el de otra no. Ellas no trabajaron menos pero su pensión sí es menor. Esto va cambiando, ahora más del 40% del empleo es femenino. No obstante, recuerda: base reguladora y años cotizados. Y los cuidados no cotizan.