En Ideas Poderosas nos encanta jugar; siempre nos ha gustado y siempre nos gustará. Y cuando tenemos la oportunidad de hacerlo, allí estamos.
El pasado 19 de septiembre de 2018 Manuel Calvillo y Juan Luis Hueso hemos asistido al taller «jugar para trabajar mejor – La gamificación como estrategia de cambio» organizado por la Confederación de Empresarios de Jaén e impartido por dos grandes del juego: Joaquín Carrascosa e Isabel Miralles. Una oportunidad para ver sobre el terreno las oportunidades que nos ofrece el juego en el contexto de las organizaciones para mejorar la comunicación, abrirnos a los demás, analizar procesos complejos y buscar soluciones creativas a los problemas.
También ha sido una oportunidad para compartir esta sesión de aprendizaje con amigos a los que siempre nos encanta saludar y que también buscan la innovación en sus procesos de trabajo: Rosa Martínez, Fermín Lucena, Toni Aranda, Susana Gutiérrez.
Jugar es divertido y si bien, en este taller hemos visto cómo algunos “juegos de mesa” pueden convertirse en catalizadores del cambio, hemos encontrado paralelismos obvios con los talleres de “training using drama” que organizamos desde Ideas Poderosas para el desarrollo de competencias personales y/o profesionales o con nuestros talleres experienciales “encuentra tu voz” para entrenar la oratoria y la técnica de hablar en público.
“La Gamificación es una técnica de aprendizaje que traslada la mecánica de los juegos al ámbito educativo o profesional con el fin de conseguir mejores resultados, ya sea para absorber mejor algunos conocimientos, mejorar alguna habilidad, o bien recompensar acciones concretas, entre otros muchos objetivos” (Definición extraída de aquí).
¿Por qué usar la gamificación o el juego en la gestión de los procesos de cambio de las organizaciones?
- El aprendizaje siempre se produce en un contexto determinado y ciertos hábitos de comportamiento están vinculados a ese contexto. Si queremos cambiar ciertas conductas, muchas veces tendremos que cambiar antes el contexto.
- Si queremos que las personas modifiquen algunos aspectos de su comportamiento, un ambiente lúdico puede facilitar ensayar nuevas conductas en un entorno seguro en el que experimentar sin el miedo al fracaso y sin el miedo al ridículo.
- El contexto de juego nos permite asumir roles sin ver comprometida nuestra identidad: ese no es “mi yo profesional”, es “mi yo jugador”, y en esa tesitura es más fácil probar, experimentar y ensayar nuevos roles.
- Todo esto no será útil si no establecemos un vínculo entre la situación del juego y la vida real, es necesario en la fase final del juego, en las conclusiones, establecer las equivalencias entre ambos contextos que serán, sin duda, las que finalmente produzcan la transferencia del aprendizaje.
Este taller ha sido una oportunidad para jugar, una oportunidad para reencontrarnos con amigos y conocidos, ¡ah! y una oportunidad para reflexionar en este blog sobre aquello que tanto nos gusta: jugar para aprender y aprender jugando.